Seba y la memoria viva de la Bond Street
Faith Clothing nació en Bond Street en 1999 y sigue siendo un símbolo de la cultura callejera porteña. Una historia de identidad, resistencia y amor por la calle.
Abril, 2025

Seba tiene 49 años y está en la Bond Street desde que era adolescente. Trabajó por primera vez en los pasillos de la galería a los 14, repartiendo calcomanías de mano en mano para un local de skates, bikers y surf llamado DTS. Allí fue donde aprendió que el trabajo y la calle iban de la mano. En 1999, ya con varios años de recorrido, abrió Faith Clothing. No como un negocio, sino como una manera de sostener su vida en el lugar que lo vio crecer.
Faith no es simplemente una marca. Es el reflejo de un ambiente que hoy queda en pie más por convicción que por rentabilidad. Cada diseño, cada muñeco en su local, responde a una cultura que Seba vivió en primera persona: la del skate, el hardcore, el graffiti, la música independiente, el arte callejero.
La Galería Bond Street nació en 1970 como un shopping más. Se fundió en los ochenta, quedó casi abandonado, y de ese vacío surgió algo nuevo. A partir de 1985, skaters, tatuadores, músicos y artistas lo fueron transformando en un espacio único. No fue planeado. No tuvo marketing. Se formó solo, a fuerza de pasos, de encuentros, de códigos que se respetaban.
Durante años, la galería fue territorio de bikers, punk rockers, hardcoretas y graffiteros. En ese ecosistema, cada grupo tenía su espacio. Había roces, a veces peleas, pero también una identidad fuerte que nadie podía falsear. Seba, biker de alma, fue parte de ese paisaje cuando ser biker era ser un bicho raro. Cuando pedalear en la calle significaba bancarse gritos, insultos o simplemente no ser entendido.
La Bond fue cambiando. Llegaron los emos, intentaron quedarse, pero no encontraron su lugar. Cambiaron las modas, cambió la música. Cambió el tatuaje: antes, quien llevaba una lágrima en la cara había matado a alguien. Hoy, los adolescentes se tatúan metralletas por estética, sin saber lo que esos símbolos significaban. Cambió todo, pero para Seba, y para unos pocos más, la esencia sigue ahí.
Hoy, la galería abre a las 10 de la mañana, pero recién cobra vida cerca del mediodía. La gente sube y baja por sus tres pisos buscando latas de graffiti, zapatillas skater, estudios de tatuaje, grow shops, discos de rock. La Bond sigue teniendo su mística, pero también enfrenta una realidad económica dura: falta estabilidad, falta consumo, falta apoyo.
La Bond Street pide a gritos ser recuperada. Su estructura, sus pisos de mármol, su ubicación privilegiada, todo sigue ahí. Lo que falta no es espíritu: es inversión. Ganas de que un lugar con tanta historia no se desgaste en silencio.
Seba sigue firme. Desde Faith Clothing mira pasar las generaciones, los estilos, las nuevas modas. Pero no cambia su forma de estar: vivir la calle, respetar los códigos, hacer de su marca un pedazo de historia. No está ahí para vender una remera más. Está ahí para que la Bond no sea solo un recuerdo.
Te puede interesar
popular en Vidriera
Explorá la vidriera más grande de Buenos Aires
La plataforma online que reúne y exhibe todos los comercios y productos de la zona en un mismo lugar. Lo que necesites a un click de distancia.